¿Necesito ir a terapia?

Esta es una de las preguntas que todos nos hemos hecho alguna vez, ¿Cuándo una persona tiene que hacer terapia? ¿En qué me va a ayudar un psicólogo? ¿Me va a decir algo que yo no sepa? ¿Va a poder alguien entenderme? ¿Cómo voy a contar que me pasa esto? ¿Qué va a pensar?

Puede que estés atravesando un problema concreto; una excesiva ansiedad que no te permite concentrarte ni disfrutar la vida, una profunda sensación de tristeza y depresión, quizás hayas desarrollado una relación conflictiva con la comida, o puede que tengas ciertas manías que no sabes cómo parar y se están apoderando de tu vida… Tal vez algún acontecimiento doloroso ha truncado el curso de tu vida, una separación, una pérdida, un cambio en tu vida demasiado drástico e inesperado. O quizás, como en muchos de los casos, no sabes exactamente qué es lo que te ocurres, solo sientes que aunque tu vida es más o menos la que era, algo en ti no anda bien, ¿hay una angustia existencial tal vez? ¿siento que la vida me queda grande?

Decidir hacer terapia no es algo sencillo, requiere un momento de valentía y además suele ser fruto de mucho sufrimiento o a veces, de estar cansados de ver cómo ciertas dinámicas se repiten una y otra vez en nuestras vidas sin que sepamos qué es lo que nos lleva a ellas. ¿Soy yo o es mi entorno? ¿Tengo esta mala suerte o lo provoco yo? ¿Qué me pasa, porqué siempre paso por lo mismo? ¿Por qué siempre elijo mal a las personas que me rodean?

Una terapia no es una suerte de magia que solucionará todos nuestros problemas, seamos sinceros, sin embargo, nos llevará a una mayor comprensión de porqué ocurre lo que ocurre en nuestra vida, de dónde emanan verdaderamente nuestros sentimientos, qué es lo que nos está ocurriendo… La función del analista, es ayudarte a comprenderte más de cerca, a escucharte a ti mismo con empatía, a dejar de sentir ese “ruido sin forma interno” y empezar a ver las cosas con más claridad. Cuando la situación interna va cobrando nitidez, podemos empezar a actuar con mayor conciencia de nuestros actos, en lugar de reaccionar una y otra vez del mismo modo ante nuestros sentimientos. La terapia en si misma, nos ayuda a ir adquiriendo una nueva perspectiva sobre la vida, y en consecuencia, tomaremos nuevos caminos para enfrentar nuestros conflictos.

En la terapia encontrarás además un espacio tuyo, donde no serás juzgado, donde todo lo que hayas pensado puede ser mencionando sin sentir que “no deberías” pensar de esa manera. Todos sentimos y analizamos la vida de un modo, debido a lo que hemos vivido. Te ayudaré a conocerte y a entenderte, para que puedas ver que cada uno somos lo que somos más la suma de nuestras circunstancias.